Sinergias entre vecinos por el bien de la comunidad

Estamos en la era de las colaboraciones. Es indiscutible. Especialmente entre la ciudadanía de a pie, entre los trabajadores autónomos que por razones principalmente económicas, se arremolinan en torno a centros de trabajo llamados coworking: oficinas compartidas por todo tipo de trabajadores/empresas donde, además de ejercer sus respectivas profesiones, los gestores de esos lugares tratan de conectar los perfiles de cada uno para que surjan sinergias y se creen nuevas oportunidades de negocio. ¿Por qué no puede pasar lo mismo en nuestras comunidades? Emplear sinergias, por ejemplo, para lidiar con problemas como podrían ser unos vecinos ruidosos.

Coworking vecinal

En este caso, no tiene que ver mucho con las aptitudes profesionales que cada propietario posea, sino más bien en su predisposición para lidiar con los problemas comunes que existan. Hablamos de entendimiento y actitud. Hablamos de reuniones y puestas en común en busca de soluciones. Y hablamos de un buen asesoramiento legal para tener meridianamente claro cuáles son los derechos vecinales.

Cualquier asunto que cree discrepancias y sea motivo de disputas es materia de trato para este singular coworking vecinal. Las más comunes, ya sabemos, deudas contraídas por algún vecino moroso. Las derramas para la instalación o restructuración de estancias comunes, como podría ser la instalación de ascensores, son especialmente tensas. La generalmente alta cuantía de su puesta en función, provoca mucho malestar entre los propietarios. Pero también nos referimos a denuncias y reclamaciones de siniestros, o simple y llanamente cuando se quiera debatir temas relevantes con el administrador de fincas. En definitiva, cualquier asunto que afecte a todos y cada uno de los vecinos y propietarios, deberían ser manejados desde una puesta en común de ideas hasta su ejecución amparada por un experto apoyo jurídico.

El grupo humano hace la fuerza jurídica

El presidente de la comunidad sería la persona (no es para nada obligatorio) encargada de aglutinar al resto. Una reunión informal en primera instancia si se cree necesario, y luego, junta de vecinos. Sabemos que la asistencia a las reuniones de vecinos es, generalmente, inferior al 50% de los propietarios. Y mucho menor en ocasiones. Esta vez, la “informalidad” del evento podría tener un efecto contrario, y empujar a los vecinos a acudir. Se pone encima de la mesa el asunto o asuntos y ¡qué comience el debate! No hay nada más estimulante que trabajar en equipo, que aportar puntos de vista, a menudo inimaginables para algunos, hasta llegar a un entendimiento. Si no se llega, habrá que volver a empezar. Y así hasta que el coworking vecinal obtenga una deliberación mayoritaria, que será expuesta en una posterior junta de vecinos extraordinaria.

Colaboraciones entre empresas

Este concepto es igual de viejo que el ser humano. El hombre a través de la palabra y su interrelación con el prójimo. A nivel empresarial, algo menos viejo pero muy necesario en nuestros días. Y en la mayoría de sectores: jurídico, servicios, turismo, online… Ahora un balneario puede asociarse con una empresa de fitness para potenciar ambos negocios. En Internet, uno puede tratar de entrar en un directorio web para ganar presencia online, a cambio de hacer lo mismo con ellos. Enlace por enlace le llaman. O también, por qué no, entre asesorías. Sinergias, en definitiva.

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